DEL NACIMIENTO AL RENACIMIENTO

Así empieza y así termina la Navidad. Con un mensaje claro: Hay que nacer y volver a nacer en el Espíritu. Este es el sentido de la Navidad para los católicos.

Todos nacemos pero pocos renacen.

Todos nacemos a la materia. Nacemos como materia y con este «barro» algunos quieren forjar toda su vida, en grandes o pequeñas estructuras de barro, frágiles y quebradizas.

Nacer la Espíritu es renacer. Es forjar una alianza con la energía que lo conforma todo. Vivir desde la fortaleza de ser UNO con todo.

El agua es la clave de la vida y hay que nacer del agua como el Maestro de Nazaret le dijo a Nicodemo (un maestro de la Torá, un rabino judío con mente de principiante y actitud de aprendiz).

El agua es la vida y somos en más de 70% agua. Cuando moriremos el agua abandona el cuerpo y tan sólo queda un pequeño montón de polvo del barro que fuimos.

Para renacer hay que dejar la razón a un lado. No está la vida en nuestros planes y pensamientos, no está el futuro en nuestros talentos. La VIDA como misterio nos pide que nos dejemos hacer como los animales y las plantas. Más nuestra mente se resiste, señorea nuestra vida y la hace pequeña e inútil salvo para la fama, el dinero y el poder, que tendrás tendrás abandonar cuando mueras.

Vivir del Espíritu gracias a tu RENACIMIENTO supone alinear tu vida con la VIDA y eso supone aceptar, aceptarla.

Vivir de la materia como materialista o vivir del Espíritu con la materia como aliada, es un plano diferente de desarrollo vital.

Hay muchos que a primeros de año se llenan de propósitos y planes. «¿Quieres que Dios se parta de risa?: Haz planes» dicen l@s abuel@s.

Vivir desde el Espíritu no es convertirse en una ONG andante o un ser espiritual renunciando a todo lo material.

Vivir del Espíritu es vivir de la Intuición, la Inteligencia Cardíaca. Hay un dibujo que representa muy bien esta realidad y que el Chamán le entrega en la película «Come, reza, ama» al personaje que interpreta Julia Roberts y que ilustra esta reflexión.

Un ser sin cabeza y cuatro patas.

Es decir, vive del corazón ❤ y ten los pies muy bien puestos en la tierra. Espiritualmente muy terrenal. Por eso el Maestro de Nazaret comía y bebía, rezaba y amaba mucho.

soyunodeellos

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