Camino a Sión I

PENUMBRAS

Amanece.

Vivir entre penumbras o tomar decisiones en penumbras no suele ser habitual. Preferimos que todo esté más claro.

Salir de casa o de tu zona de confort en penumbras. Tirarse a la piscina sin saber si hay poco, mucha o suficiente agua.

Sé de que hablo.

Esta semana me decía un viejo amigo que había roto todos los puentes. Así es cuando decides que no hay marcha atrás.

Este es el tercer o cuarto salto al vacío. Ya no llevo la cuenta. Siempre en penumbras.

Está amaneciendo. Sé que amanece. Siempre.

El salto hay que darlo al amanecer, de lo contrario tendrás que esperar en la noche oscura que salga el sol. He realizado saltos antes del amanecer.

Sé de lo que hablo.

Todos los amigos y seres queridos salen a despedir al barco que zarpa en busca de aventuras y tierras de provisión. Más al cabo de unas millas se queda en la más absoluta soledad en medio de un océano desconocido, con un mapa y un rumbo que sólo tú conoces.

Sé de lo que hablo.

Amanece que no es poco. Título de una película. Título de una experiencia.

Sé de noches oscuras y esperanzadores amaneceres.

Soy más viejo que en ocasiones anteriores. Lo noto. Mis huesos me lo cuentan y se resisten al movimiento. Mi mente más resabida y mi corazón más cansado presentan resistencias

Sé de lo que hablo.

¿Quién entonces me sostiene?

Me sostienes Tú y sólo Tú. Nadie más podría hacerlo. Como en otras ocasiones sólo Tú.

Amanece Maestro. Pongo rumbo a Sión. Este será el último viaje.

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