Estuve ayer con un grupo reflexionando sobre la estética y la manera de hacer llegar la comprensión de que todo comienza en el interior.
Difícil empeño en un mundo basado en la imagen externa del cuerpo y en el que los que encuentran la serenidad interior descuidan en muchos casos la imagen exterior.
El equilibrio es esa consecuencia que no se encuentra nunca en los extremos.
Vivir desde la estética es lograr en la vida el equilibrio entre el interior y el exterior.
Una persona estéticamente equilibrada no relastará nunca por cualquier de los dos extremos. Es decir, ni por su porte exterior, ni por su riqueza interior.
Oriente consigue este equilibrio en muchas ocasiones pero lo traumatiza al considerarlo fin en sí mismo y no ser más que consecuencia. Y no digamos cuando lo interpreta y ejecuta una mente occidental.
Vivir con estética, vivir con equilibrio, es consecuencia de nuestra forma de hablar, que a su vez es consecuencia de nuestra forma de pensar, cuyo origen está en nuestra forma de rezar, de orar.
La #oración se vuelve así #alquimia que el mundo olvida para poner su vida en manos de la farmacia industrial que dice: Todo lo puedo y lo que no es imposible por falta de ciencia.
Más el principio básico es: SIN MI NO PODÉIS HACER NADA.
Y aquí está la estrecha puerta que pocos cruzan y la mayoría desecha.
Encontrar un icono que la represente fue fácil para la Sabiduría entenderlo por la mente es otro cantar. Tardaron siglos en reconocer que la INMACULADA CONCEPCIÓN es el origen de la mayor fuente de Estética sobre el Universo.
¿Y qué es la Inmaculada Concepción?
El justo equilibrio entre la vida y la muerte, dos extremos.
Cuando logras ocupar ese lugar en el tiempo que es la Concepción (la creación) su fruto es Inmaculado siempre (sin juicio).
Eva pretendió crear desde el juicio (la manzana era del árbol de la ciencia y el bien y el mal).
María ocupó el lugar en el tiempo.
¿Cómo ocupar el lugar en el tiempo?
Con la oración, la meditación y la contemplación.
