En materia espiritual y de Desarrollo Personal la autogestión es la quimera y la historia demuestra que en pocas, muy pocas ocasiones es eficaz.
Chamanes, Filósofos, Maestros, Sacerdotes…han representado en todas las culturas, tradiciones y religiones el papel de oráculos y guías del camino hacia la luz, hacia la Verdad.
En un mundo dominado por el egocentrismo. Lo que es lo mismo por el ego, la mente ha convertido la autonomía, independencia y libertad en una conquista y necesidad que el corazón no conoce, ni necesita. El corazón se entrega y puede aceptar que otra persona sea su dueña y señora.
La necesidad de la introspección y el descentramiento para la observación ecuánime y compasiva de uno mismo no puede realizarse con total eficacia sino hay alguien desde fuera que comparte con nosotros el camino y nos indica la dirección correcta en momentos de oscuridad y dudas.
Se denominó «dirección espiritual» en su momento. Hoy hay que tener presente que la «autogestión» sigue siendo incompleta y que es necesario el acompañamiento espiritual o del alma.
Los hemos tenido para el cuerpo cuando nos enseñaron a andar y para la mente cuando nos formaron y educaron y ahora nos enseñan la gestión de las emociones. Y sólo en algunos casos tenemos directores, maestros o coach espirituales.
Ir acompañado supondrá llegar más lejos.