DEMONÍACO

El demonio no está de moda. Lo hemos jubilado por muchas razones, muchas de ellas basadas en la razón. Nuestra mente no puede entender que exista una criatura de tal calibre pese a que todas las culturas y religiones la han descrito y de tantas maneras y formas. Hoy hemos abolido su figura y su poder. No existe. Y la mente no ve lo que no quiere ver.

Más quien dejando la mente a un lado ha experimentado la fuerza que tienen en el hombre determinadas energías que lo atrapan y le convierten en un animal depravado y sanguinario no lo tiene tan claro. La racionalización de lo que ha sentido por visto y oído le cuesta realizarla pues no encuentra explicación racional a lo que nuestros abuelos tuvieron que pintar y dibujar como diabólico.

En Desarrollo Personal las caídas, las denominadas tentaciones de volver a dormirse y perder la virtud de lo que ahora se llama «iluminación»  están al orden del día. Nadie está liberado de nada de lo que sobre este mundo yace y crece. Y por ello en muchas ocasiones se habla de lucha para referirse al proceso de crecimiento personal e iluminación. Esa lucha contra fuerzas y energías más contractivas.

No entender es un gran limitante. Sólo no entender nos limita en exceso. Abrirse a sentir es una puerta que nos permitirá verificar más realidades sobre la tierra de las que la mente puede percibir por si sola. El cuerpo tiene mucho, mucho que darnos cuenta, pero lo tenemos en Occidente dormido.

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