EL EGO POSITIVO.
Existe una tendencia moderna y contagiosa a ser positivo. Hay que ser positivo nos dicen. Buscamos sabidurías y herramientas para ser positivo y proliferan los cursos y talleres para ser positivo.
Durante unas cuantas horas, a veces muchas, nos forman y nos formamos en ser positivos. Luego salimos a la vida para poner en práctica lo aprendido y enseñar a otros lo mismo que hemos aprendido.
El mundo se está llenando de gente positiva que sabe y enseña a ser positivo. Se genera con ello una manera de vivir y estar en el mundo que genera mucho mas optimismo y felicidad.
La cuestión está en que ocurre con quienes no quieren sumarse al carro de positivismo imperante. En quienes aún permanecen en las trincheras del dejarse llevar por emociones y pensamientos que de manera automática provocan en ellos situaciones contractivas no positivas. Los que llamaban nuestros abuelos «infelices».
En este mundo dualista en el que se nos ha enseñado que todo tiene dos extremos y que la vida ni es blanco ni negro si no sólo un conjunto de grises, podemos generar un nuevo dualismo y un nuevo relativismo si miramos a las personas desde su actitud vital ante la vida.
La consciencia no reporta ningún juicio y por ello ni es positiva ni negativa. Vivir conscientemente es darse cuenta. Darse cuenta de lo que hay en cada momento. Sin juicio. Sin etiqueta.
El Ego se adueña y aprende a ser positivo. Así lo estamos educando. Un Ego positivo desbordado provocará el baypass espiritual rechazando todo lo que no sea positivo y dejando a un lado parte de la vida al juzgarla de no positiva.
La consciencia desde el Ser Acepta lo que hay y desde ahí responde a la vida integrando todo lo que pasa.