Durante mucho tiempo fui la careta. La careta tenía vestuario incluso un guión para ser y estar. Un día se quebró de un fuerte golpe, una dura caída. El espejo me devolvió una imagen fantasmagorica. Un rostro había detrás de la careta. Comencé a desmontarla entera. Arrancar cada trozo era doloroso. Al fin surgió el rostro, mi verdadero rostro. Aún quedan rastros del disfraz. El carnaval!!! Y siempre después va la Cuaresma.