PAZ.
En la mayor parte de las ocasiones nos conformamos con la tranquilidad. Buscamos una vida tranquila. Sobre todo cuando comenzamos a ser mayores cuando nos decimos los unos a los otros:»Es que tú ya eres muy mayor para esas cosas.»
La tranquilidad es un actitud más fácil de adquirir en nuestros alrededores y circunstancias. Sencillamente nos retiramos del mundo. Nos aislamos, buscamos un rincón en el mundo tranquilo donde vivir. Hacemos de nuestros hábitos algo sencillo y tranquilo y ya tenemos tranquilidad.
Pero en muchas ocasiones la tranquilidad se acaba pues en nuestro interior no reina la Paz.
No sabemos darnos Paz, no sabemos dar Paz. No podemos dar lo que no tenemos.
Buscamos la Paz fuera de nosotros y como no la vemos por ningún lado decidimos con nuestra mente que la Paz es imposible. La lección se la aprende la mente y nos conformamos con la tranquilidad.
La Paz reside en el corazón. La Paz es de lo que estamos hechos. Nunca la perdimos y no la tenemos que buscar fuera pues está dentro. Encontrarla en nuestro corazón es fácil si nos lo proponemos y queremos. Es iniciar el camino de vuelta a casa. A lo que somos. Y cuando alcancemos la Paz podremos dar Paz a los demás.
Más hasta ahora el sistema educativo por ha incorporado una Educación para la Paz. En una Educación para la Paz se aprende a meditar y contemplar, e incluso, orar. Pues son el camino intangible e invisible que nos lleva al corazón y en él encontramos la Paz.
Pero en el camino la mente y las emociones, el propio cuerpo, no serán aliados, serán enemigos que saboteen continuamente todo el proceso.
Se dice en el Cristianismo que los hombres de Paz serán llamados «Hijos de Dios».
La Paz es nuestra misión más trascendente en la vida. Decir Paz es decir Amor.
Aprender a encontrar la Paz comienza por querer Paz y sólo queremos la Paz cuando estamos en guerraa con nosotros mismos o lo que os lo mismo, con la vida.