La vida es como una botella de vino, tiene un límite, y lo llenas cada día, cada momento, tu eliges las uvas, cuidas la vid, vendimias, lo maceras y finalmente lo incorporas a la botella. Lo catas y decides: Bueno o Malo.
Lo mejor es que puedes tirar el vino y llenarlo de otra añada.
No confundamos el vino con la botella.
Elijamos bien las uvas, cuidemos de la vid, vendimiemos, maceremos y finalmente tendremos el vino de nuestra vida, el que merece nuestro sello de calidad personal e intransferible.
Recordemos, solo tenemos que vaciar la botella cuando el vino no nos guste y repetir tantas veces como sea necesario.
FELIZ CATA AMIG@S.