Pensar y sentir es es común rasgo que os une a todos y nos caracteriza como seres humanos a decir de muchos. Por eso basta con experimentar que pienso y existo para considerar que todo está bien y no preciso más.
Esta ideología, que ha calado en la sociedad, supone la castración de la virtud como elemento diferenciador del ser humano. Es decir, la vida virtuosa. Como decían los antiguos.
Hoy basta con ser. Puedes ser un parásito social en el sentido más peyorativo de la palabra que nadie puede recriminarte tu actitud vital en el ejercicio de tu libertad.
Una sociedad basada en este principio e interpretación de la libertad la llena de cigarras y cada vez menos hormigas.
La vida, por el contrario tiene un propósito, nos dicen las Sabidurías milenarias. Nuestros ancestros, que conocen por la ley del Péndulo como evolucionan las sociedades totalmente libertarias y sin virtud lo tenían muy claro, estamos aquí para cumplir una misión o misiones en el marco de un propósito que, ahora, se denomina Ikigai, término japonés de reciente uso, que expresa esta motivación intrínseca de todo ser humano.
Sobre el propósito y la vida virtuosa comienza la vida a expresar diferentes caminos que la filosofía perenne y la psicólogia integral han reducido a unos cuantos elementos esenciales que, por mi parte, voy a denominar AUTOLIDERAZGO.
En este sentido, cuando me refiero al autiderazgo estoy haciendo reducción de los principios, herramientas y actitudes de un ser humano que he denominado ➕HUMANO y que será la expresión de la excelencia en los próximos lustros por la irrupción de las máquinas tecnológicas que supondrán una competencia directa al pensar y al sentir, que hasta ahora, eran monopolio de los seres bioprogramados, los seres biológicos, frente a los aparatos tecnoprogrmados o tecnológicos. Ambos descendientes de los minerales y, ambos, ensamblados por una inteligencia superior.
Mientras que las máquinas conocen su propósito y misión, los humanos lo han olvidado.
Esta ausencia de AUTOLIDERAZGO ha generado en las nuevas cohortes generacionales un desnorte y desorientación con consecuencias nefastas en su salud y bienestar psicosocial. De personas a individuos el individualismo devora sus entornos y polariza su vida en extremos irreconciliables que podemos ver reflejados en la vida política.
Hace años diseñé BUCEA «Busca Contempla Empatiza y Actúa» como metodología de diseño de un AUTOLIDERAZGO que se alinea ahora con las tendencias más modernas del liderazgo basado en la confianza y la inspiración.
Si lo pensamos bien, aunque no existen datos fiables, la mayor parte de la población no ha realizado durante su vida un feedback sobre su existencia o ha realizado un curso o taller de crecimiento y desarrollo personal. Vive de oídas, y le basta.
Este modelo de humanidad basado en un egocentrismo autoreferenciado, como he explicado muchas veces, está agotado y muestra signos de violencia por todos lados con enfermedades psicológicas generalizadas y normalizadas por la élites de poder que prefieren borregos a humanos virtuosos y críticos difíciles de manipular.
La ingeniería social, la posverdad, las fakenews y las manipulaciones cognitivas en la economía de la atención han acelerado el proceso degradante de la condición humana.
El AUTOLIDERAZGO es el antídoto perfecto, el escudo digital y la defensa numantina en una sociedad que, en el marcó de la economía de la atención y del dato tan sólo pretende generar individuos productores de información mediante la estimulación cognitiva y sentimental reactiva, es decir, inconsciente.
Una educación en el denominado pensamiento crítico y en la consciencia, es, hoy, un ejercicio de AUTOLIDERAZGO. Por eso hemos generado la primera base o campamento del Liderazgo Tíbet en el AUTOLIDERAZGO.
Plantearse hoy una formación en AUTOLIDERAZGO es parte del bienestar psicosocial que tanto precisa cualquier persona y organización.
Para las organizaciones será fundamental que sus miembros desempeñen su AUTOLIDERAZGO de manera eficaz y, para las personas, será un signo de salud y bienestar como lo hes ahora la buena forma física.