UN DÍA DE DOLOR

Cuando un inesperado dolor físico repentino se junta con un dolor crónico y un malestar recurrente y se produce un  contacto con una memoria de dolor, que están en nuestro subconsciente, y sientes el miedo al dolor y después una profunda tristeza y sensación de desvalimiento y ves como los pensamientos comienzan a moverse en círculo y te atrapa una atonía profunda…

Antes me diría aguanta, resiste, resígnate.

Ahora me rindo, me dejo llevar, me hago presente y acepto. Y desde ahí, desde esa actitud me entrego a alguien superior a mí, a quien me creó, para que me acune y sostenga como lo hice durante los nueve meses en el seno de mi madre, en el que se ocupó de todo.

Así, cerrando los ojos y abandonándome en su manos siento el profundo alivio que da la confianza que tanto trabajo y desarrollo en mi día a día. El abandono en la manos de Dios es mi camino. Gracias. Gracias. Gracias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.